Más de una vez nos habremos preguntado cuál es la diferencia entre un líder carismático, un trabajador estrella, y un trabajador promedio, tal vez mediocre: ¿cuál es el mayor determinante del éxito profesional y personal? Pues la inteligencia emocional, de acuerdo a la propuesta de Daniel Goleman desde mediados de los noventa.
Goleman no fue el primero en utilizar el término «inteligencia emocional», pero, sin duda alguna, fue quien contribuyó a su popularización. La Inteligencia emocional según Daniel Goleman es un constructo que se refiere, básicamente, a un conjunto de capacidades que brindan la posibilidad de reconocer y entender los propios sentimientos y los ajenos, para utilizar dicho entendimiento para dirigir la acción y el pensamiento.
La primera vez que apareció el modelo de Goleman fue en 1995 con su libro Inteligencia emocional (Emotional Intelligence: Why It Can Matter More Than IQ); sin embargo, sus contribuciones siguieron evolucionando y a continuación se expone las habilidades que identifica con la inteligencia emocional de acuerdo a su libro más reciente: La inteligencia emocional en la empresa (Working With Emotional Intelligence).
La inteligencia emocional según Daniel Goleman está compuesta por cinco cinco habilidades generales: la auto-consciencia, la auto-regulación, la motivación, la empatía y habilidades sociales.
En primer lugar, tenemos la auto-consciencia, que permite comprender los propios sentimientos. Básicamente, se compone de consciencia emocional, la auto-valoración y la confianza propia.
La primera, la consciencia emocional se refiere al reconocimiento cómo las emociones afectan nuestro desempeño. Seguidamente, la auto-valoración habla de un entendimiento de las habilidades, fortalezas y debilidades propias. Por último, la confianza propia se refiere al valor y coraje que viene de conocer las habilidades y fortalezas propias.
Por otro lado, tenemos la auto-regulación, que se refiere a la capacidad de contener el exceso emocional cuando respondemos a situaciones inesperadas. Los griegos antiguos la llamaban sofrosyne (cuidado y la inteligencia en el gobierno de la vida propia), mientras que los cristianos y romanos lo denominaban templanza.
La componen el auto control (capacidad para manejar impulsos y emociones inesperadas de forma efectiva), la integridad (honestidad); la «escrupolosidad» (responsabilidad en cumplir las obligaciones); la adaptabilidad (para transformarse y manejar los cambios); e innovación (estar abierto a ideas nuevas).
En tercer lugar, está la capacidad para motivarse, compuesta de la habilidad para manejar y controlar las emociones hacia las metas personales y objetivos propios, determinante del éxito. Estar motivado es hallar el «flujo»; la energía que nos mantiene en movimiento que se encuentra entre la ociosidad y la ansiedad paralizante.
Requiere de un impulso hacia el éxito, que significa la búsqueda constante de la excelencia; así como también de entrega, que representa el compromiso con los valores y objetivos de uno mismo y del grupo; y, por último, necesita también de iniciativa y optimismo, lo que nos motiva a aprovechar las oportunidades.
En otro orden de ideas, las últimas dos habilidades se refieren sobre todo al manejo de grupos y colectivos hacia objetivos determinados. Allí, tenemos la empatía, que proviene del griego empatheia y significa «sentir dentro»; denota la capacidad de percibir la experiencia emocional de otras personas.
Con ella podemos entender a las otras personas, así como orientarnos hacia servir a otros y ayudarlos a desarrollar sus habilidades. Importantísimos son sus aspectos colectivos, en tanto permite equilibrar las habilidades dentro de un grupo diverso de personas y permite identificar las tendencias políticas y sociales dentro de una organización y colectivo.
Finalmente, en la última parte del modelo de inteligencia emocional según Daniel Goleman, tenemos una serie de habilidades sociales que permiten administrar y manejar las relaciones sociales con otras personas, de manera que se dirija la acción colectiva hacia un objetivo en común. Lo componen la capacidad de influencia, de comunicación, de manejo de conflictos, de ejercer liderazgo, de ser catalizador del cambio, creador de vínculos y promover la cooperación y la colaboración.
Tal como hemos visto, entonces, la inteligencia emocional según Daniel Goleman se refiere a una serie de habilidades que permiten conocer las emociones propias y las ajenas para utilizarlas como catalizadores de la acción y del pensamiento, evitando la ansiedad. Estas habilidades pueden agruparse en cinco: la auto-consciencia, conocimiento propio y profundo de las emociones, fortalezas y debilidades; el auto-control, que permite mantener a raya las emociones sobrecogedoras; la motivación, en donde se halla la habilidad de perseguir objetivos y propósitos; la empatía, que mejora las relaciones con las demás personas; y una serie de habilidades sociales que permiten manejar las relaciones sociales de manera que la acción colectiva se dirija hacia un objetivo común.
Referencias
Emotional intelligence (s/f). En Wikipedia. Recuperado el 05 de agosto de 2017 de https://en.wikipedia.org/wiki/Emotional_intelligence
Kennedy, Megan (s/f). Working With Emotional Intelligence. Cuerpo de la página: Primary Goals. Recuperado de http://primarygoals.com/teams/books/emotional-intelligence/
LeaderSummaries (s/f). Inteligencia emocional, resumen del libro de Daniel Goleman. Cuerpo de la página: Leader Summaries. Recuperado de https://www.leadersummaries.com/ver-resumen/inteligencia-emocional